Elecciones 10 y 11 de abril 2021, lo que debemos lograr


 

No fue producto del azar, tampoco porque fué planificado por un enemigo “poderoso e implacable”, que vino a intervenir la historia de Chile, que cerca de un 80% del pueblo chileno aprobara la redacción de una nueva Constitución y que casi por un mismo porcentaje, que sea redactada desde una Convención Constitucional constituída por 155 convencionales, integrando la paridad de género, más los escaños representantes de Pueblos Originarios, electos de forma directa por la ciudadanía.


Los que querían Rechazar este Nuevo Chile perdieron y tendrán que respetar el resultado de la decisión del pueblo en las urnas hasta el final del proceso.


Este triunfo histórico no nace y menos es gracias, a que tanto autoridades, el mundo político, la élite económica o el establishment (que es el conjunto de personas, instituciones y entidades influyentes en la sociedad o en un campo determinado, que procuran mantener y controlar el orden establecido), hubiesen dado un paso concreto. El 18 de Octubre, nuevamente el pueblo hablo y actuó.


La desafección transversal de los políticos con la ciudadanía y de la ciudadanía con la política fue ahondando la crisis social, los abusos perseverados, las colusiones, las injusticias mantenidas en el tiempo, en el día a día, donde muchas familias trabajadoras viven con un sueldo promedio de $450.000.- todo se hizo costumbre para ellos.


Lo sucedido después de manifestaciones pacíficas, duras y mutitudinarias, de millones de chilenos que en familia salieron a la calle, provocó la UNIDAD SOCIAL Y POLITICA DEL PUEBLO DE CHILE. 


Aquí hay un Chile movilizado desde el 18 de Octubre de 2019, pasando por el 25 de Octubre de 2020 que hasta hoy hace ver su fuerza y unidad. No podemos mirar el cielo, no podemos mirar al lado, hay una historia humana a la que desde nuestro sitio tenemos que dar respuestas serias, creíbles y concretas.


En este proceso duro, difícil y liberador, han quedado en el camino muchos compatriotas que murieron, que fueron heridos de gravedad, que perdieron sus ojos, que han sido perseguidos y detenidos injustamente hasta hoy. También pérdidas económicas y destrucción material, dramas humanos y materiales que no se puede volver a repetir.


Sólo depende de nosotros, de tod@s, dar vida a una nueva Constitución que integre una reingienería político-social de la sociedad chilena en su conjunto que considere un nuevo rol del Estado. Un cambio de giro del estado subsidiario consagrado en la Constitución del 80 a un Estado Social de Derecho, que integre claramente  y sin dos lecturas ni interpretaciones interesadas, los Derechos Sociales como Salud, Trabajo, Educación, Seguridad Social y Vivienda garantizados Constitucionalmente por el Estado y no por los negocios privados de un sector minoritario de chilenos con intereses. 


Esta Nueva Constitución deberá también consagrar temas de importancia nacional como nuestro Medioambiente, la Protección de nuestros Recursos Naturales, la Participación, la No Discriminación, el Derecho a la Sindicalización y la Organización Laboral. La Protección concreta de la Familia, Niños, Mujeres y Adultos Mayores.


Es grande el desafío que enfrentaremos y que concretaremos con transparencia, sin presiones de poderes fácticos, interesados en seguir defendiendo el individualismo y el poder económico-político de un solo sector de la sociedad chilena que pretende seguir viviendo de los 2/3 que le han permitido imponer su visión y misión de vida a la mayoría de los chilenos.

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